A mi hijo no le gusta comer: ¿Qué hago?

A mi hijo no le gusta comer: ¿Qué hago?

La crianza y formación de los niños es una tarea constante que implica aspectos como la enseñanza de valores, practicar y enseñar una alimentación sana, instruir la educación escolar e impulsar la buena relación con los demás.

Durante los primeros meses de vida del bebé, la alimentación materna o fórmulas especializadas para tal etapa son suficientes, sin embargo, conforme van creciendo empieza la alimentación complementaria, que se trata de ir incluyendo paulatinamente otras comidas, en este punto empiezan los problemas, pues en muchos casos se niegan a probar algo nuevo, que no necesariamente se debe a que “realmente no les guste su sabor” pues el color, la textura e incluso, la presentación influye.

Muchos padres o cuidadores se enfrentan cada día con este dilema, qué darle de comer a los pequeños, o cómo hacer para alimentarlos de forma sana y balanceada, en este punto queremos decirte que todo se trata de constancia y creatividad, los niños pueden tardar algo de tiempo en adecuarse a los sabores, por esto es importante que no te desanimes, ni desistas de ofrecer alimentos ricos en nutrientes.

Algunas ideas que pueden ayudarte son:

Sé creativo
La primera clave para dar de comer a los niños es ofrecer alimentos en diferentes presentaciones, ellos necesitan probar unas 10 o 15 veces un mismo alimento para decidir definitivamente que no les gusta. Por ello, es importante que te ingenies platillos atractivos a la vista, con ingredientes saludables y en diferentes presentaciones. Si el niño dice no al huevo duro o sancochado, deja pasar unos cuantos días y ofrecele huevo revuelto, quizás verlo de forma diferente puede resultar mejor.

Ser creativo también significa poner a volar un poco la imaginación para aprovechar los colores de los alimentos y crear figuras divertidas y atractivas para tus platos.

Prueba y adivina
Los juegos son una buena forma de lograr muchas cosas con los niños, uno que resulta muy bien a la hora de la comida es “prueba y adivina”, se trata de una actividad en el que los niños prueban alimentos con los ojos vendados y si aciertan, tienen una recompensa. Aplica muy bien para niños a partir de los 3 años.

El arcoíris de los alimentos
Es una dinámica sencilla en el que los niños acumulan puntos cada vez que prueban un nuevo alimento que tiene uno de los colores que integran el arcoiris (rojo, naranja, amarillo, verde, azul y morado), al completarlos todos, tiene una recompensa.

Dibuja un arcoíris y déjalo cerca del comedor, para apuntar fácilmente los colores que van completando.

  • Algunas opciones por color son:
  • Rojo: tomate, pimiento, fresa, sandía.
  • Naranja: zanahoria, calabaza, naranja, mandarina, papaya.
  • Amarillo: plátano, papa, mango, piña, choclo, maracuyá, pastas.
  • Verde: uvas verdes, palta, kiwi, espinacas, lechuga, coliflor, brócoli.
  • Azul claro: patatas azules, arándanos.
  • Morado: choclo morado, ciruelas, berenjenas, betarraga, uvas.

Prepara platos que les encante
La imaginación es la clave para una alimentación sana y balanceada, así que si a tu hijo le encanta la pizza, puedes preparar una versión casera con esos alimentos que come poco, como los vegetales.

Conozcamos al mundo
Esta práctica es muy divertida y enriquece nuestros conocimientos culturales, cada semana elige un plato famoso en un país diferente y prueben qué tal, no solo degustarán un poco de cada tradición culinaria, sino que les servirá de cultura general.

Todos a la cocina
Una forma interesante de hacer que coman, es que ellos se sientan parte de la preparación, así que deja el miedo e inclúyelo en el proceso, con acciones sencillas que no impliquen peligro, como pasarnos los ingredientes o amasar la preparación de las galletas.

Quien se coma todo ¡gana!
Esta propuesta también es muy sencilla y te permite promover el espíritu de querer ganar el premio. Organicen una competencia en el que ganará quién termine primero de comer todo, durante el proceso, incentiva la propuesta ofreciendo un premio, esto ayudará a que se entusiasme más por ganar que por apartar los alimentos que comúnmente no come.

El proceso puede ser lento y complicado, pero recuerda que todo esfuerzo tiene sus frutos. Si consideras que cada vez es más difícil y no consigues resultados, acude al pediatra para que te indique las alternativas que existen para complementar la nutrición de tu hijo.